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23/10/10

La Red Social (***)


Atención: Este comentario contiene spoilers de escenas clave de la película.

Da la impresión de que todo el mundo está hablando de la llamada "película del Facebook". Mucho se ha discutido sobre las decisiones estilísticas que se han tomado al hacer la película y sobre el contenido de ésta.

A decir verdad, a mí no me importa que la historia esté tremendamente ficcionalizada, mientras el resultado final sea de calidad, cosa que La Red Social es sin duda. He hecho, sin embargo, unas observaciones sobre la película que me gustaría compartir, ya que me da la impresión de que muchos verán esta película quedándose en lo superficial —cosa que no es culpa del espectador, sino de la forma deliberada en la que se presenta el film—


 Reconozco que, leyendo noticias de la película previas a su estreno, "la película del Facebook" sonaba casi tan mal como "la película del Monopoly" —un proyecto cinematográfico real, encabezado por Ridley Scott, nada menos—. A medida que la información iba llegando, en Internet iban surgiendo como setas opiniones y comentarios diversos, desde "Está plagada de sexo y drogas" hasta "Ponen a parir a Mark Zuckerberg sin piedad". Mientras veía la película no podía evitar pensar "No es para tanto".

Ciertamente La Red Social no hace favores a la imagen de Zuckerberg. La película lo retrata como un geek distante e inmaduro —comprensible— con una gran seguridad en sí mismo que se proyecta como arrogancia —realista— y con un comportamiento que se podría describir como "innecesariamente capullo" —esto último no me parece tan creíble, personalmente, en una persona como Zuckerberg, aunque cualquiera que haya pasado un tiempo en una clase llena de informáticos sabrá de sobra que existe gente así, y desde luego no podemos negar que una reunión por demanda con decenas de millones en juego alteraría a cualquiera—. Mucho se ha comentado, desde dentro y fuera de Facebook que la película está excesivamente dramatizada, quizá lo que llevó a Zuckerberg, en una maniobra de relaciones públicas, a pretender contrarrestar su mala prensa con una donación de 100 millones de dólares a las escuelas de Newark esponsorizada por Oprah Winfrey.

Y es que La Red Social no es "La Película de Facebook". Si la cinta nos muestra el efecto que ha tenido la web en el panorama tecnológico y las vidas de la gente, es solo de soslayo. Eso sería material de documental. En cambio, la película opta por una visión del frenético mundo de negocios de las puntocom a través de un prisma totalmente hollywoodiense. En el guión de Aaron Sorkin, escritor de El Ala Oeste de la Casa Blanca y Algunos Hombres Buenos, los abogados y litigantes en las demandas que enmarcan la narrativa de la película son los únicos personajes que demuestran serenidad y madurez, sin alterarse ante las acérbicas capulladas de Zuckerberg o los exabruptos de los hermanos Winkelvoss. Del mismo modo, el único personaje que durante toda la película se retrata con un mínimo de simpatía es el de Eduardo Saverin. El motivo tal vez sea presentar un suplente de la audiencia y evitar contar una historia completamente amoral. Como ejemplifica El Truco Final: El Prestigio (Christopher Nolan, 2006) es difícil controlar cómo responderá la audiencia cuando no tienen a nadie con quien simpatizar.

Es obvio que se busca un cierto efecto dramático con la historia. Al fin y al cabo es un filme basado en una novela, no en hechos reales y, aunque no estoy de acuerdo con algunos recursos —que ya comentaré más adelante—, La Red Social plasma admirablemente la carrera vertiginosa que supuso para todos los involucrados un invento como Facebook. Y aquí es donde entra en juego la primera lección de la película. Me temo que muchos verán el personaje de Mark Zuckerberg como una suerte de villano, o al menos, como un cerebrito que hizo cosas terribles a sus mejores amigos por el bien de Facebook. Esto es bastante exagerado. Para empezar —y la gente acostumbrada al mundo de culebrón fácil que nos dan la mayoría de historias no se dará cuenta— así es como se comporta la gente de éxito. Y para terminar, Zuckerberg no puede ser un el villano cuando ha sido el catalizador principal de la existencia de Facebook. Si Facebook existe, es gracias al trabajo duro de Mark y sus socios. La frase que ejemplifica esta lección es pronunciada en una reunión por el propio Zuckerberg: "Si fuerais los inventores de Facebook, habríais inventado Facebook".

La segunda lección es más difícil de ver, ya que la película está constantemente al filo de la línea entre ficción tradicional y realismo. Por un lado parece que quieren pintar a Zuckerberg como el típico super-genio de las películas. Un friki socialmente inepto cuya única cualidad salvadora es una mente brillante. Pero por otra parte, la propia secuencia de eventos de la trama muestra cómo, al igual que tantas otras ideas a lo largo de la historia de la humanidad, Facebook no es es el producto del destello mental de un único genio, sino de una masa crítica de ideas, surgida en una época en el que la tecnología y la infraestructura permitieron su desarrollo (proliferación de Internet y conexiones de banda ancha, abaratamiento de los costes de servidores etc). Su éxito explosivo es autoevidente. Si hay dos cosas que interesan absolutamente siempre al público masivo son la comida y las relaciones personales. Como todavía no puede uno descargarse una pizza, el otro camino estaba claro para un estudiante de informática.

Una escena que ejemplifica muy bien esta dicotomía es cuando Zuckerberg está hackeando los directorios de las residencias de Harvard para bajarse las fotos para su juguete "Facemash". Mark va describiendo los diferentes métodos que utiliza para obtener dichas fotos —métodos reales, debo añadir. Aprecio que se hayan tomado el tiempo de cuidar estos detalles en vez de encadenar palabros que suenen vagamente informáticos al estilo CSI— y aunque no entra en detalle sobre los métodos más complejos se nota un tono de superioridad en su voz cuando dice que es "un juego de niños". Y créeme, es un juego de niños. Esas herramientas y sistemas que utiliza no son ningún invento nuevo y alucinante —sin ir más lejos, el programa wget existe principalmente para hacer lo que Mark hace en la película—. Se supone que para un lego esta secuencia debe sonar impresionante, pero para un entendido es algo bastante pedestre.

Y es precisamente esta presentación de eventos la que da fuerza a los argumentos y a la forma de actuar de Zuckerberg. Facebook, o algo como Facebook iba a  ser inventado en algún momento, es una inevitabilidad de la historia. En un mundo alternativo puede que no fuese creada Zuckerberg, puede que ni siquiera se fraguase en el crisol de Harvard, pero la red social moderna es un invento tan inevitable como el arado o el coche. Lo que refuerza la posición de Zuckerberg es el hecho innegable que fue él quien trabajó en ella, y fue él quien llegó primero —aunque tuviera que cabrear por el camino a un par de niños adinerados que se creían con derecho exlusivo a la idea—

No he mencionado nada aún sobre Sean Parker, el personaje que interpreta Justin Timberlake. Lo que se puede decir de él es lo mismo que se puede decir de Zuckerberg, aunque con sus propios matices. Parker ejemplifica la tercera lección de la película. El público lo villaniza, mientras que a mí me parece digno de admiración. Realmente, si un tipo que llega y, sin poner sobre la mesa nada más que su carisma y su experiencia se gana un puesto de honor en una de las empresas tecnológicas más importantes y lucrativas de la actualidad no es digno de admiración, que me digan qué lo es.

Con la ventaja de estar contada en flashbacks enmarcados por las dos demandas presentadas a Zuckerberg, la película enemista desde el primer momento a Sean Parker y Eduardo Saverin, pero es un duelo desigual, un estudiante de empresariales no licenciado no tiene nada que hacer contra el fundador de Napster, que ya ascendió y cayó, adquiriendo por el camino toda la experiencia y contactos que Saverin no podía tener de ningún modo. La tercera lección de la película queda patente cuando vemos a Saverin fracasando en su intento de conseguir anunciantes para Facebook mientras, casi simultáneamente Parker consigue 500.000 dólares en financiación de una empresa interesada.

La Red Social es una película lo suficientemente buena como para ganarse tres estrellas, pero sus cualidades son una espada de doble filo. El interés de la película radica precisamente en la discordancia que supone la verdad que se encuentra enterrada en su mensaje, mientras que simultáneamente la narrativa hace todo lo posible para que esa verdad no sea percibida más que de manera superficial por el bien del entretenimiento. Una narrativa que, no negaremos, tiene meteduras de pata bastante gordas. Hay dos especialmente llamativas. La primera es la escena en la que Zuckerberg y su equipo de programadores se mudan a California y, tras un accidente doméstico, llaman la atención del vecino que, oh casualidad, no es otro que Sean Parker. En un guión de cine no es fácil hacer que la coincidencia sea creíble. Siempre se notará la mano del autor dirigiendo la trama hacia sus fines —esta es una de las ventajas narrativas del videojuego, ya que una coincidencia es completamente creíble cuando no es causada por "la voz de dios" sino por las reglas, pero me estoy yendo por la tangente— Es obvio que Sorkin no tiene tapujos a la hora de ficcionalizar la historia, me resulta extraño que haya decidido reintroducir el personaje de Parker de esta manera, sobre todo cuando éste ya conocía a Zuckerberg de su reunión.

El otro elemento que empobrece el mensaje es el más sangrante de todos. La idea poco creíble de que Zuckerberg creó Facebook para, de algún modo, resarcirse por que su novia Erica Albright —un personaje ficticio de la película— le haya dejado, además de la insinuación no muy sutilmente velada de que Mark envidiaba a quienes podían acceder a los selectos clubs de Harvard mientras él se quedaba fuera. Este aspecto ha sido criticado recientemente por el propio Zuckerberg (el de la vida real), argumentando que poca gente entiende que "alguien pueda poner en marcha un proyecto porque simplemente le guste construir cosas". Tal vez sea así. Tal vez poca gente lo entienda. ¿Se podría haber hecho una buena película con esta premisa sin recurrir al culebrón de "chico amargado porque le dejó la novia"? No me cabe duda, pero para ello haría falta un escritor más versátil que Sorkin y un cineasta con intereses distintos a los de Fincher. Cambiaría por completo el tono de la película hacia algo más introspectivo. Probablemente no daría pie a tantas encenas donde se esnifa droga de los abdómenes de chicas universitarias.

Tal y como está hecha la cinta, la realidad de los hechos colisiona una vez más con la ficción creada para la película. No es creíble que el personaje de Zuckerberg, tan distante y despegado como se nos presenta, siga colgado por Erica seis años después de su ruptura, lo que desemboca en la patética escena final en la que Mark está solo con su portátil en la sala de reuniones del bufete, recargando una y otra vez la página de Facebook de su ex, esperando ver si acepta su "petición de amistad" mientras se superponen rótulos de texto comunicándonos lo podridamente millonario que es el chaval. ¿Típico mensaje de que el dinero no da la felicidad? Por favor. El tema da para mucho más que eso. El único punto positivo que le veo a esta vertiente es que al menos el perosnaje de Erica Albright consigue, no una sino dos veces, defender su postura y poner en su sitio al capullo de Mark, convirtiéndola en el único personaje femenino de la película con voluntad fuerte, en una historia de tintes machistas en la que las mujeres son poco más que decorativas (debo notar que esto no es un reflejo de las actitudes de Sorkin hacia las mujeres, sino del trozo demográfico sobre el que decidió escribir relativo a su percepción de esta historia).

A pesar estos traspieses —que en cualquier caso se pueden achacar a decisiones estilísticas— La Red Social es una película con una excelente realización y grandes interpretaciones, destacando a Jesse Eisenberg —nota para los estudios de cine: Dejad de contratar a Michael Cera y haced más películas de adolescentes con Eisenberg, por favor— y a Justin Timberlake, una suerte de Stan Lee en su empeño por aparecer hasta en la sopa, aunque a diferencia del viejo, aquí tiene un papel cuidado y para nada gratuíto.

Una película tremendamente interesante, especialmente para absorberla en profundidad y sacar en claro sus sólidas lecciones:

1. Las ideas solas no valen nada, lo que importa es realizarlas.
2. Los inventos no surgen espontáneamente, se fraguan en el tiempo hasta que alguien los materializa.
3. No importa lo que sepas, sino a quién conoces (It's not what you know, but who you know).

4 comentarios:

  1. Sí, es evidente que el concepto de "película del Facebook" sonaba tan mal como lo de la película del Monopoly o la de Hundir la flota, pero yo ya supe que estando Sorkin y Fincher detrás, la cosa no iba a ser tan pueril como aparentaba. Como siempre, vale mucho más fiarse de los artistas que se encuentran detrás de la película, que de su simple apariencia. Realmente el origen de Facebook es una excusa para hablar de otras cosas, podría haber sido la historia de Facebook o la de Charcutería Manolo, pero obviamente la red social tiene un alcance mayor y da más pie a tocar ciertos temas como el aislamiento social o las consecuencias del capitalismo salvaje. Se ha dicho que la película es un poco como el Ciudadano Kane de nuestro tiempo (en lo temático, no en lo narrativo) y la verdad, encuentro la analogía muy acertada.

    Me sorprende leer eso de que hay gente que interpreta los personajes (sí, porque aunque estén inspirados en personas reales, lo de la película no son más que personajes; a mí los hechos reales más bien me la sudan) como lo de Zuckerberg y Parker como villanos, me parece una visión muy reduccionista. Al contrario, yo los veo muy humanos, con sus luces y sus sombras, con infinitos matices de gris, como somos la mayoría de nosotros. Por supuesto, algunas de sus acciones pueden ser reprochables... o no, depende del prisma desde que se mire. Como tú bien afirmas, las ideas solas no valen nada, lo importante es realizarlas; y el mundo empresarial es como una competición de remo (o de cualquier otra competición de carreras): da igual que llegues a la meta tan sólo con un segundo de diferencia con respecto al ganador, el que llega primero es el que se lleva la medalla. Y a veces para llegar el primero hay que poner un par de zancadillas, pero es puro instinto de supervivencia, la ley del más fuerte: si no comes, te comen. El instinto de supervivencia nos incita a matar animales para comer y nadie debería sentirse un criminal por ello (otra cosa es matar animales por diversión, eso sí que es una villanía). No he visto que Zuckerberg haya matado ni violado a nadie, y tampoco creo que nadie sea un diablo por meterse unas rayas y acostarse con una becaria. Igual a alguno le suena muy fuerte lo que digo, pero yo lo veo cosas normales. ¿Qué Zuckerberg a veces se comporta como un capullo? ¿Y quién no se ha comportado como un capullo y un inmaduro alguna vez? Yo lo he hecho muchas veces, pero muchas otras me he comportado totalmente al revés. Uno no puede ser perfecto 24/7/365.

    Todos hacemos cosas bien y todos metemos la pata. Y muchas veces hacemos ambas cosas al mismo tiempo: para obtener algo tenemos que sacrificar algo. Y lo bueno es que de los errores se pueden extraer valiosas lecciones, por eso está tan bien que acabes el post con las lecciones de la peli xD

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  2. Por otra parte, está bien escuchar la opinión de informático, y que sepa qué significa la jerga especializada de la peli. Precisamente yo no creo que Zuckerberg esté retratado de manera especialmente tópica; quiero decir, la gente inteligente suele ser torpe en las relaciones humanas, y es un hecho. Por supuesto, existen numerosos casos de gente lista y hábil en las relaciones humanas (además de la inteligencia intelectual, también está la inteligencia emocional), pero hacer una película sobre una persona sin defectos sería un muermo (¿cómo mantener el interés en la historia, si el protagonista no tiene obstáculos que superar?) y odiosa, porque nadie quiere ver una película de alguien que es asquerosamente rico y guapo y te recuerda que estás en el paro y que no te comes un colín.

    Y eso me lleva a lo que dudo mucho que se pudiera hacer una película interesante acerca de como un tipo construye algo sólo por placer. Sí, existe la posibilidad de que Facebook solo naciera porque le dio la gana de hacerlo, un poco como tú o como yo, que abrimos nuestros respectivos blogs simplemente porque teníamos ganas de escribir sobre determinados temas, y no para impresionar a nadie. Pero es evidente de que la historia de cómo yo me levanté una mañana y se me ocurrió la idea de 'Positivando' no le interesa a nadie excepto a mí mismo. En cambio, la posible historia de que creé el blog para llamar la atención de una crítica de cine de la competencia con la que quería ligar, si bien me deja en mal lugar como emprendedor, sí que puede ser más sugerente como historia.

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  3. El final me parece brillante, equivalente al Rosebud de Ciudadano Kane o el molinillo de Origen. No creo que sea algo tan simplista como que el dinero no da la felicidad, más que nada porque yo tampoco creo que Zuckerberg sea una persona especialmente infeliz. Más bien lo veo como el hecho de que para conseguir algo, hay que sacrificar algo. Como las víctimas de una guerra. Cuando has querido profundamente a alguien, es imposible que esta persona no haya dejado una huella en ti, y que ésta siga presente, ya hayan pasado seis años o más. Por ejemplo, hace poco descubrí (a través de Facebook, precisamente xD) que una persona que ambos conocemos es amiga de una chica por la que estuve colado hasta las trancas en mi adolescencia. Al ver su perfil, el corazón me dio un vuelco, y me puse a husmear en sus fotos, en su muro, en su lista de amigos, en un intento de encontrar pistas que me dijeran qué había sido de ella en todos estos años (llevo más de una década sin relacionarme con ella). Por mi cabeza pasó la idea: "¿Le envío una solicitud de amistad? ¿no lo hago?" Al final no lo hice. Tampoco es que me interesase retomar nada, pero por unos instantes la nostalgia invadió mi mente al pensar "¿qué hubiera pasado si las cosas entre nosotros hubieran sido diferentes?" Así que a mí me resulta fácil entender ese comportamiento, que tal vez desde fuera pueda parecer ridiculizante y patético (en el fondo lo es), pero también muy humano. Todos tenemos nuestras debilidades.

    Por cierto, lo de la coincidencia del reencuentro de Zuckerber y Parker no te resultará creíble, pero yo, que estoy acostumbrado a vivir en la vida real casualidades infinitamente más increíbles que esa (por ejemplo, la que te digo del Facebook), me parece una minucia.

    PD: tengo que publicar el tocho comment por fascículos, que no me deja hacerlo de una vez xD

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  4. No quise leer la entrada hasta ahora porque es cuadno acabo de ver la película, y me ha gustado bastante más de lo que esperaba. Lo de la escena inicial de hackeo me recordó mucho al viejo Izhal xDDDDDD Estoy de acuerdo con el análisis y sobre todo con las tres lecciones.

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